HISTORIA DEL CÓDIGO DE BARRAS


Todo empezó en Estados Unidos, en 1970. En principio se pensó para la industria farmacéutica por sus especiales características de gran cantidad de artículos y necesidad de rotación de stocks.
En 1973 se publicaron las primeras normas o estándares bajo la denominación de Universal Product Coding (Codificación Universal de Productos), quizá más conocidas por sus iniciales UPC. El sistema suponía la creación de un “banco de números” en el que se registraba el número asignado a cada fabricante. Después, el fabricante daba el número del producto, el cual se ponía en la segunda mitad del código, detrás del número de fabricante.
Las distintivas franjas blancas y negras, en su primitiva versión linear, se utilizaron por primera vez en un supermercado de Ohio para escanear un paquete de goma de mascar de la marca Wrigleys.

Aunque al principio se acogió el sistema con cierto entusiasmo, enseguida empezaron a aparecer algunos problemas de tipo laboral al creer los sindicatos que su implantación podría afectar al empleo. Por su parte, los minoristas se mostraban poco dispuestos a realizar la inversión necesaria en la compra de equipos de lectura. lncluso los consumidores se manifestaron partidarios de “ver” los precios individuales en cada artículo.A pesar de ello, algunos fabricantes se mostraron muy decididos a seguir adelante y marcaron sus productos con el código de barras UPC. Las críticas negativas desaparecieron y enseguida empezaron a coexistir los sistemas tradicional y nuevo en los grandes establecimientos. 

El hecho de que el código de barras permitía una facturación más rápida a la salida de los supermercados y que el recibo o “ticket” daba una información muy detallada de la compra, convenció a los consumidores en el sentido de preferir los establecimientos que trabajaban con el nuevo método. Tanto fue así que los minoristas que lo adoptaron vieron crecer sus ventas notablemente por esta causa. Cuando los resultados obtenidos fueron publicados y los aparatos de lectura se ofrecieron a precios más accesibles, la mayoría de cadenas de establecimientos se decidieron a utilizar el sistema, popularizándose a nivel general.En 1977, representantes de la industria y del comercio de doce países europeos, tomaron la decisión de formar una organización a la cual llamaron "European Article NumberingAssociation" (EAN).  

Al unírsele al poco tiempo países no europeos, el nombre fue cambiado por el de "International Article Numbering Association" (EAN INTERNACIONAL). El objetivo de esta organización es el de difundir y administrar el Código del producto, así como promover el uso de estándares de identificación y del Intercambio Electrónico de Datos "EDI".
El primer sistema patentado de verificación de códigos de barras por medio de láser aparece en el mercado en 1978.
En 1981, La tecnología de CCD (Charge Coupled Device) es aplicada en un escáner. En la actualidad este tipo de tecnología tiene bastante difusión en el mercado asiático, mientras que el láser domina en el mundo occidental. En ese año también aparece el código 128, de tipo alfanumérico.

Posteriormente, aparece la norma ANSI MH10.8M que especifica las características técnicas de los códigos 39, Codabar, e ITF (Interleaved Two of Five). En 1990 se publica la especificación ANS X3.182, que regula la calidad de impresión de códigos de barras lineales.
En ese mismo año, Symbol Technologies presenta el código bidimensional PDF417.

 

60 años de la revolución del código de barras

El  código de barras cumplió este fin de semana 60 años. La combinación de rayas y espacios, una especie de código morse gráfico, facilitó el crecimiento de los grandes almacenes y supermercados y continúa utilizándose para controlar el stock en la era de las ventas online.

Según uno de los organismos internacionales que regula la adjudicación de estas "huellas dactilares" del comercio, GS1, hay más de cinco millones de códigos de barras únicos e individuales en uso en todo el mundo.
Y no sólo en los pasillos de los supermercados y las tiendas de ropa; también en los hospitales, donde permiten identificar pacientes y localizar equipos de forma rápida y eficiente, o en la logística detrás de los servicios de courier o la distribución de mercancías.
Pero hubo una época en la que los cajeros de las tiendas llevaban una cuenta manual de lo que compraban los clientes, y los dueños de los almacenes se veían obligados a cerrar una vez al mes para hacer recuento de existencias.
Hasta que el 7 de octubre de 1952, dos estadounidenses patentaron el hoy ubicuo código de barras, y entraron en la historia.
Sin embargo, no sería sino hasta dos décadas más tarde que su invento se volvería apto para la comercialización global. Antes, simplemente no existía la tecnología láser necesaria para leerlos de manera práctica y económica.
El primer sector que se percató del potencial de los códigos de barras fue el de los ferrocarriles, que empezó a identificar trenes y vagones con números únicos. Pero sólo en 1974 llegaron a las cajas de los supermercados.


Gomas de mascar únicas

Al código de barras linear lo siguieron los de dos dimensiones, los hexagonales y más recientemente los QR.
Las distintivas franjas blancas y negras, en su primitiva versión linear, se utilizaron por primera vez en un supermercado de Ohio para escanear un paquete de goma de mascar de la marca Wrigleys.
Luego vendrían las versiones circulares y hexagonales, y más tarde aparecerían códigos legibles de dos dimensiones. La última innovación en este campo sería el código QR (del inglés Quick Response o "respuesta rápida"), un conjunto de puntos que contiene muchísima más información que la combinación de rayas original.
Sin embargo, sirven a distintos propósitos, y el concepto de las franjas blancas y negras está lejos de desaparecer, le aseguró a la BBC uno de los directivos de GS1 en el Reino Unido.
"El código de barras estampado en una lata de arvejas tiene como objetivo la identificación en el punto de venta. Sirve para asegurarse que el cliente pague el precio correcto por el producto y actualiza el stock del supermercado", explicó Gary Lynch.
"El propósito del código QR es llevar a la persona que lo escanea a un medio multimedia. Técnicamente podrían combinarse ambos, pero por ahora nadie lo ha solicitado", añadió.
Algunos sectores todavía se muestran reticentes a incorporar códigos de barras -fundamentalmente por motivos estéticos, como los productores de vino-, pero su presencia es casi universal.
La especialista en tecnología de la BBC Zoe Kleinman comenta que incluso se han convertido en obras de arte. La cantante estadounidense Pink es sólo una de los famosos que los lucen como tatuaje.
"Los códigos de barras son un icono, y con razón. Nos da mucha satisfacción", dijo Lynch.
"Ahora, si una de mis hijas se hiciera uno de esos tatuajes en honor a su padre... no me haría tanta gracia", completó.